Tarta de queso sin horno: cremosa, fácil, sin complicaciones
Descubre cómo hacer una deliciosa tarta de queso casera sin horno, cremosa y fácil, ideal para cualquier ocasión.
La tarta de queso casera sin horno es uno de esos postres irresistibles que combinan sencillez y sabor de forma magistral. Ideal para quienes buscan una opción deliciosa sin necesidad de encender el horno, esta receta triunfa en cualquier ocasión: desde una comida familiar hasta una celebración especial. Además, su textura suave y cremosa, unida al toque crujiente de la base, la convierte en un clásico que nunca falla.
Lo mejor de todo es que preparar una tarta de queso casera sin horno no requiere experiencia previa en repostería. Solo necesitas unos pocos ingredientes básicos, un poco de paciencia para el reposo en la nevera y ¡muchas ganas de disfrutar!
Ingredientes de la receta de tarta de queso sin horno
Para la base:
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200 g de galletas tipo María o Digestive
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100 g de mantequilla derretida
Para el relleno:
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500 g de queso crema (tipo Philadelphia)
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200 ml de nata para montar (mínimo 35% MG)
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100 g de azúcar
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1 cucharadita de esencia de vainilla
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6 hojas de gelatina neutra o 10 g de gelatina en polvo
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100 ml de leche entera (para disolver la gelatina)
Decoración (opcional):
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Mermelada de frutos rojos
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Fruta fresca al gusto
Preparación de la receta de tarta de queso sin horno
Prepara la base: Tritura las galletas hasta obtener una textura arenosa. Mézclalas con la mantequilla derretida y cubre con esta mezcla la base de un molde desmontable. Presiona bien con una cuchara y mete en la nevera durante al menos 20 minutos.
Hidrata la gelatina: Si usas hojas, colócalas en agua fría durante 5-10 minutos. Si usas en polvo, disuélvela en la leche directamente. Calienta ligeramente la leche con la gelatina hasta que se disuelva por completo (sin hervir) y reserva.
Haz el relleno: En un bol, bate el queso crema junto con el azúcar y la vainilla hasta que esté cremoso. Añade la nata y sigue batiendo hasta integrar.
Incorpora la gelatina: Agrega la mezcla de gelatina con leche al relleno, batiendo suavemente para repartir bien.
Monta la tarta: Vierte el relleno sobre la base de galleta ya fría. Alisa la superficie con una espátula y lleva al frigorífico al menos 4-6 horas, aunque lo ideal es dejarla toda la noche.
Decora y sirve: Antes de servir, cubre con una capa de mermelada o coloca frutas frescas. También puedes dejarla tal cual para disfrutarla en su versión más clásica.
💡 CONSEJOS DEL REPOSTERO
Usa un molde desmontable para desmoldar fácilmente.
Asegúrate de que todos los ingredientes estén a temperatura ambiente, excepto la nata.
No batas en exceso la nata para evitar que se corte.
Si quieres una textura aún más ligera, puedes añadir un poco de yogur natural al relleno.
Refrigera el tiempo suficiente para que la tarta cuaje bien.
Puedes variar el sabor añadiendo ralladura de limón o una cucharada de licor suave.
Si prefieres una base más crujiente, hornea la base 10 minutos a 180 ºC y deja enfriar.
Para un acabado perfecto, pasa un cuchillo por el borde antes de desmoldar.